La FAO publicado la última Nota informativa sobre la oferta y la demanda de cereales, en la que se rebaja aún más el pronóstico sobre la producción mundial de cereales en 2022, cifrado ahora en 2 768 millones de toneladas, es decir, un 1,7 % por debajo de la producción de 2021.
Se prevé que la producción mundial de cereales secundarios ascenderá a 1 468 millones de toneladas, con una disminución del 2,8 % en términos interanuales, debido en gran parte a las condiciones adversas de cultivo en los Estados Unidos de América. Según el pronóstico, la producción mundial de arroz ascenderá a 512,8 millones de toneladas, lo que supone un 2,4 % menos que el máximo histórico de 2021, pero sigue siendo una cosecha superior a la media. La revisión a la baja a la producción de arroz desde septiembre obedece a la sequedad estival y las altas temperaturas en China y a las inundaciones en el Pakistán. La FAO elevó en septiembre su pronóstico sobre la producción mundial de trigo a 787,2 millones de toneladas, cifra que supera en un 1,0 % la del año anterior y se encuentra en vías de alcanzar un récord, a raíz de unos rendimientos mejores de lo previsto en la Unión Europea y la Federación de Rusia.
El pronóstico actual señala que la utilización mundial de cereales en 2022/23 disminuirá en un 0,5 % respecto de la campaña anterior, situándose en 2 784 millones de toneladas, siendo la reducción fundamentalmente a causa de una disminución del uso como pienso.
Se prevé que las existencias mundiales de cereales al cierre de las campañas de 2023 disminuirán un 1,6 % por debajo de sus niveles de apertura, ubicándose en 848 millones de toneladas. Se estima que la relación entre las reservas y la utilización de cereales a escala mundial descenderá al 29,7 % respecto del 31 % del año anterior, el cual sigue siendo un porcentaje relativamente elevado desde una perspectiva histórica.
Se pronostica que el comercio mundial de cereales disminuirá un 2,4 % en 2022/23 (julio/junio) respecto de la campaña de comercialización precedente, previéndose contracciones en el comercio de todos los cereales principales. Entre otros factores, se calcula que las consecuencias de la guerra en Ucrania y la fortaleza del dólar estadounidense contribuyen a este descenso.